No esperes nunca nada.

Y de repente te encuentras en un tren, camino de una ciudad que no conoces, sólo por tratar de conseguir un reto.
Claro que es un reto personal, lo cuál tiene mas mérito que cualquier otro.
Todos soñamos con tener el trabajo de nuestros sueños, un buen sueldo, una bonita casa con jardín, un coche (no muy lujoso, pero que aun así es una pasada), una pareja perfecta, un perro obediente y que nos quiera, dinero para poder viajar, caprichos, ropa cara y champagne. Y todo esto, yo me pregunto: ¿Para qué?

Antes de todo eso, yo prefiero trabajar en lo que me gusta de verdad, un sueldo que me permita vivir en condiciones humanas, una casa decorada a mi estilo, un vehiculo que me lleve a cualquier parte, una pareja que me complemente, un perro grande (precioso, aunque no muy obediente), viajar cual perroflauta (aunque aquí he de reconocer, que si me toca la loteria, por supuesto viajaría mas cómodamente), caprichitos, ropa y sidra.

Y al final, teniendo la mitad de lo que tu querías es como si no tuvieras nada.
Por eso no esperes nada de la vida, imaginate que tendrás menos de la mitad de la mitad soñada, y haz eso, sueña.